jueves, 18 de febrero de 2010

A EL.



No se bien cómo empezó.
Tampoco se bien cómo terminó.
Pero hay algo de cierto en todo lo que no se...
Ese lapso azul, me amarró con todas sus fuerzas.
Me dejó un hilo transparente entre esto y aquello.
Me dejó... si bien yo supongo, un ligero y
confortable malestar

en algún lugar del cuerpo.

En ese lugar dónde recae ese peso,

y dónde se esconde puerilmente la levedad.
Ahí... justo dónde no se donde.
Ahí estás.

Donde nadie te ve,
ni siquiera yo.
Ahí te escondes.
Ahí donde existe aún un halo de inocencia.
Donde existe mi más íntima existencia.

No lo supe por tanto tiempo.
Pero lo supuse... no podías desaparecer.
Debías estar oculto en algún lugar.
Al principio eras mariposas,
te movías intermitente dentro de mi cuerpo.
Después te dejé entrar como se deja entrar a un huésped.
Te instalaste en el lugar más acogedor,
enseguida te mudaste porque te quejabas del frío que sentías ahí.
Yo no se cómo le hacías,
pero ibas nómada de un lado para otro...
dejabas pequeñas construcciones dentro,
algunas se derrumbaron con el paso del tiempo,
otras siguen firmes... aún las siento.

Por circunstancias ajenas a mi razonamiento
te convertiste en comezón...
esa que no te deja,
esa que te provoca crónicos mareos todo el día,
esa que no sabes como desaparecer de tu cuerpo.
Hurgabas voraz mis entrañas,
al parecer tratabas de matar todo lo vivo de ahí dentro...
querías ser el único ser viviendo de aquel molde de histeria.

Deshacías cuanto querías,
pisabas fuerte y en cada paso enterrabas un poco tus pies,
vagabas errante dentro de cada hemisferio
y encendías poco a poco lo que yo creía más apagado que nunca.
Prendiste fuego en lugares secos y gélidos.

Hubo un tiempo que me poseíste más dentro que por fuera.
Era tan tuya que estar sola no me molestaba.
...me acostumbré a sentir esa soledad contigo dentro.
Moviéndote, reptando intranquilo, estrujando casa intestino.
Luego venía la náusea y enseguida el vómito.
la alexitimia que de pronto me inmovilizó.
Tu te afanabas dentro de mi
y yo me estancaba.
Fuiste el huésped más pesado.

De pronto me sentí más ligera
había un hueco enorme que atravesaba mi pecho
¿Te habías ido?
ó era solo una mórbida alucinación

...Tu seguías ahí... convertido en cualquier otra cosa
Embutido de lleno en mi ser, éramos el mismo enjambre
éramos sin duda el mismo empaque mal diseñado
hueco, cada uno en su proporción
tu dentro de mi, podrías estar más hueco que yo
Yo al menos te llevaba a ti dentro.
Te alimentaba por mi falta de deseo
...te dejé acceder a ese pequeño lugar
que nadie más había tocado.

Sin embargo ya no te sentía
estabas tan empotrado a mi figura
que no había lugar para la diferenciación

Pero así terminó lo que nunca supe cómo empezó.
Así tan sin sentido
tan amarillo
tan irreal.

Ayer vi mi sangre salir a chorros de un dedo,
vi como se diluyó con el agua helada
ayer vi también mi bilis salir expulsado por mi boca,
sentí el ardor recorrer de principio a fin mi esófago.
Me sentí tan viva viendo como moría algo dentro de mi.
No se si eras tu quien salía,
no se si te convertiste en sangre o en bilis...
...o si sigues ahí dentro
domesticando poro a poro mi ser entero.